DESPEDIDA DOBLE EN TONHALLE
Ya hemos cerrado gira, hoy volamos de regreso a casa y lo hacemos muy contentos, con el buen sabor que deja las cosas bien hechas. Ayer nos despedimos de la Tonhalle de Düsseldorf en medio de una gran ovación del público y con la emoción de una doble despedida, el adiós a la magia de una sala que nos ha dejado conciertos para el recuerdo y la despedida por jubilación de un compañero, Andrezj Bak, que el maestro Andrés Orozco-Estrada quiso compartir con toda la sala al dedicarle en su último concierto como solista de cello, la interpretación de la Amorosa de Guridi.
De la experiencia en la Tonhalle ya hemos hablado en nuestras crónicas de la gira, es una sala que respira un ambiente muy especial y en donde todo lo que sucede toca las estrellas. De la segunda, la despedida de Andrezj Bak, podemos decir que si bien hemos vivido otras despedidas, tal vez la propia sala, y nuevamente por la intensidad con la que hace vivirlo todo, impulsó a que viviéramos éste adiós de una manera tan abierta, compartida y emotiva. A buen seguro que Bak tocó también las estrellas.
Por poner un cierre a la séptima gira alemana retomamos el discurso inicial del interés que tienen, a todos los efectos, los intercambios entre orquestas, pero ahora añadimos además las palabras de nuestro director Andrés Orozco-Estrada y también de nuestros músicos. Todos vuelven muy satisfechos por los buenos resultados obtenidos y por el hecho de seguir incorporando a nuestras vidas las grandes experiencias que nos proporciona la MUSICA, con mayúsculas.
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